sábado, 2 de enero de 2010

IV

Serena y furiosamente.




Por un dia, por unas horas encarnar a el culpable. Sentirte alrededor, poder abrazarte, mirarte a la cara y hablarte sin vueltas, decirte. Que te quiero y ver en las profundidades de tus ojos un espejo, en los movimientos de tus manos una prueba de verdad y en tu respuesta un calido unisono.






Tristemente feliz.






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