Si pudiera dejar de jugar, dejar de intentar dudar. Empezar con un nuevo piso, uno bien liso, sin rastros de anteriores golpes ni ondas. Esas ondas estacionarias que golpean armoniosamente mi timpano, como un largo solo de una guitarra perfectamente desafinada. Escucho estas perturbaciones y les presto toda mi atencion.
Logro no pensar, no idear, no intuir, no pestañear, no respirar, no mirar, pero mas importante, logro no hablar.
Y el tiempo que dura es lo que me ayuda, el esfuerzo ahorrado es el luego utilizado.
Siempre agendando nuevas fechas, siempre intentando luego recordar cada detalle. Asi, el dia que la luz deje de verse brillante y mis salones ya no esten vacios, ese sera el dia del mas perfecto, sera el ultimo, pero el mas pintoresco tono armonico que alguien logro percibir alguna vez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario