lunes, 9 de mayo de 2016

Enlace

La definición de formas y procesos se queda chica. Los horarios ya no contestan mis llamadas, el sueño es un sueño, solo un verso. Volver a la realidad incluye un grado de fantasia, tal que ni siquiera sirve seguir golpeando la puerta. Nadie va a abrir.
Empezar a usar las definiciones como ejemplo de programación, porque eso debería hacer, empezar a planificar.
La continuidad se pierde en la necesidad y su pronta ocupación. Los sentidos se apagan en espacios reducidos, el común desaparece y solo la droga natural traída por el cansancio es la encargada de respirarme.
Quedan 8 momentos, tres palabras, una opción.
Al otro lado de la tecnología, en forma sincrónica siguiendo la misma historia, interrumpida solo por la necesidad de demostrar que aun lejos en el tiempo, estamos cerca en la distancia. Controlando la frecuencia, con la subida de ritmo cardiaco asociada al hablar no tanto sobre que sino por que. Con esfuerzo, dejando de lado lo irracional se continua en la senda parchada que tantos saben transitar, pero con desgana, con ganas de comer, de ver, de sentir algo. Salir del vacío denso en el que por mi cuenta me metí.
El espacio ya es chico para todos, voy a tener que usar al homicida, matar a unos cuantos y después, matar al homicida. No se muy bien como va a funcionar eso porque sin él no puedo matarlo y si lo mato, en realidad, soy el.
La pimienta es necesaria.

Miré.

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